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La Mañana

Las direcciones contrarias

No es de la salvación
de lo que hablo, es
de lo que no se salva
y queda siempre
con el arpón clavado,
y tenso en la soga
que lo arrastra hacia arriba,
va al fondo igual,
Moby Dick en la propia calavera.
Y por eso, si el alma o la ballena
lo que se hunde
lo mismo da: la vuelta es por el fondo.

Quiero decir, parece
una insistencia de las cosas
–y de los seres–
que la gracia
venga a aliviarles el desastre
cuando ya iban a darse
por vencidos. Si no
cómo se explica
que suba así de dulce la mañana
y que uno sienta
abrirse todavía el corazón
al toque blando de la luz
cuando un instante atrás apenas
estaba todo
tan oscuro.

Sonia Scarabelli

Oh partícula de polvo de tus pies de loto
Oh ciudad de la isla del sol
Oh cascada de ghee
Oh arco de flores
Oh cuerda de abejas
Oh hija de la montaña nevada
Oh brote del árbol de coral
Oh collar de piedras de los deseos
Oh bosque de los deseos
Oh refugio del mundo
Oh loto de miles de pétalos
Oh flor de loto azul
Oh luna de almizcle
Oh gota líquida de piedra lunar
Oh el mundo bebiendo luz de luna
Una cascada de néctar cae de las flores de la mente

Oh tímidos ojos como un ciervo del bosque
Oh cuerpo fino como un rayo
Oh mecha bermellón de tus cabellos
Oh rizos hermosos como abejas jóvenes
Oh cabello suelto y disperso
Oh frente como una segunda media luna
Oh cejas ligeramente arqueadas
Oh tus ojos como abejas
(El día amanece en tu ojo derecho
La noche cae en tu ojo izquierdo
y tu tercer ojo es el crepúsculo)
Oh pestañas de plumas que perturban la tranquilidad
El mundo se crea cuando abres tus ojos
y se disuelve cuando los cierras

Oh los tres pliegues de tu cuello
Oh tus cuatro brazos suaves y esbeltos como el filamento de un loto
Oh el encanto de tus manos
Oh tu pecho el néctar de una jarra de rubí
Oh las ropas deslizándose en tus senos
Oh las curvas húmedas de tus senos
Oh la laguna profunda de tu ombligo
Oh la línea de vello en tu vientre una onda en el río
Oh tus muslos como tallos de plátano dorado
Oh tus rodillas redondeadas
Oh la delicadeza de tus tobilleras
Oh las corrientes de néctar que fluyen entre tus pies
Oh tus pies de loto tendidos sobre mi cabeza

El sol de la mañana abre racimos de loto en la mente de los grandes poetas
brillantes como finas piedras lunares dulces como leche y ghee
dulces como el aliento de loto de la Reina de la Palabra
y tus pendientes tintinean ligeramente mientras escuchas y asientes
tus pendientes brillantes siguiendo el compás con asombro y deleite
son pequeñas lunas que reflejan la luz de tus mejillas

Eres mente eres espacio eres el viento y el fuego que el viento lleva
Eres las aguas y la tierra no hay nada más
Este mundo sin luz está inundado con tu esplendor


FROM A HYMN TO THE GODDESS OF THE THREE CITIES
O speck of dust from your lotus feet
O island city of the sun
O waterfall of ghee
O bow made of flowers
O bowstring of bees
O daughter of snow mountain
O coral-tree blossom
O necklace of wishing-jewels
O forest of wishing-trees
O refuge from the world
O lotus of a thousand petals
O full-blown blue lotus
O moon of musk
O liquid drop from a moonstone
O world drinking moonlight
A waterfall of nectar falls from the flowers of the mind

O eyes as shy as a forest deer
O body slender as a lightning bolt
O streak of vermillion in the part of your hair
O curling hair beautiful as young bees
O hair untied and flowing
O forehead like a second half-moon
O eyebrows slightly arched
O eyes like bees
(Day dawns in your right eye
Night falls in your left
and your third eye is the twilight)
O feathery eyelashes disrupting tranquility
The world is created when you open your eyes
and dissolves when you close them

O the three creases in your neck
O your four arms soft and slender as the filament of a lotus
O the loveliness of your hands
O your breasts like ruby jars of nectar
O the clothes slipping from your breasts
O the sweating curves of your breasts
O the deep pool of your navel
O the line of abdominal hair like a ripple on a river
O your thighs like golden plantain stalks
O your well-rounded knees
O the soft jangle of your anklets
O the streams of nectar flowing between your feet
O your lotus feet set upon my head

The morning sun opens lotus clusters in the minds of great poets
bright as moonstone slivers sweet as milk and ghee sweet
as the lotus fragrance of the mouth of the Queen of Speech
and your earrings slightly jangle as you listen and nod your head
keeping time in wonder and delight your shining earrings
like little moons reflecting the brightness of your cheeks

You are mind you are space you are the wind and the fire the wind carries
You are the waters and the earth there is nothing more
This lightless world is flooded with your radiance

Eliot Weinberger (traducción de Luna Marina Companioni, en revista Erial)

Placeres

Me gusta descubrir
lo que no ve
una vista simple, pero está

dentro de algo de otra naturaleza,
en reposo, escindido.
Plumas de vidrio, ocultas

en la pulpa blanca: las espinas de calamar
que arranco y dejo
en el colador cuchillada a cuchillada—

Afiladas por la velocidad como para traspasar
un corazón, pero frágiles, la materia
desmintiendo el diseño

Oh una fruta, el mamey

envuelto en la piel áspera y marrón, la carne
rosa-ámbar y el carozo:
el carozo, una gema de madera tallada y

pulida, de color nuez, con la forma
de una castaña de Pará, aunque más grande,
tan grande como para llenar
la palma hambrienta de una mano.

Me gusta el tallo jugoso que crece
por la hoja más basta,
y el resplandor amarillo manteca
de la copa ceñida donde la campaña
se abre fría y azul en una mañana calurosa.

«Porque todo tiene su kespic.
Los ruidos del mundo son palabras.
El que calla, empecinado,
echa su kespic del cuerpo.»

Malamí Kipa (poeta yámana)

 

Poco, muy poco, sé de lo que enseña
el Gran Libro del Mundo, ese texto infinito
cuyas palabras son las criaturas
de la tierra y el aire,
de la piedra y el agua.

Porque ellas dicen. Todas ellas dicen,
y nosotros tenemos que aprender con paciencia
a escuchar esas voces,
las que quizás un niño comprenda de inmediato,
o algunos hombres y mujeres logran
alcanzar y conservan cerca del corazón.

Debemos transitar esa senda olvidada,
y con tacto sutil
ir descubriendo
la propia sintonía con cada ser, o con cada
presencia: nube o pájaro,
manantial o racimo, mariposa o muchacha.

Me gusta ver amanecer. Cultivo
la amistad del lucero,
y en el limpio silencio que precede a la aurora
-si el ángel es propicio.,
suelo oír
ciertas voces…

Algunas llegan lerdas, desde tanta lejura como abarca el recuerdo,
y otras vienen del patio o de las calles
todavía en penumbras,
diciendo simplemente algo que no es tan simple:
«aquí estoy, aquí soy, aquí perduro»,
y el alma las acoge como el surco recibe a la semilla.

Azar o recompensa,
quién sabe de qué germen brotará,
conforme hagan su oficio
el sol, la lluvia, la matriz gredosa
de los valles del Sur, el libre viento sagrado de la vida.

 

Edgar Morisoli

 

 

FERN HILL

Cuando era joven y libre bajo las ramas del manzano
en torno de la casa cantarina, y feliz como verde era el pasto,
la noche sobre la cañada, llena estaba de estrellas,
el tiempo me dejaba dar voces y trepar
dorado hasta el apogeo de sus ojos,
y venerado entre carros, era yo el príncipe de las ciudades de manzanas
y alguna vez con todo señorío, hice que hojas y árboles
se arrastraran con margaritas y cebada
hacia abajo en los ríos alumbrados por las frutas caídas.

Y como era tierno y despreocupado, famoso en los graneros
en torno del patio alegre y cantaba porque la granja era mi hogar,
al sol que es joven apenas una vez,
el tiempo me dejaba jugar
y ser dorado en la gracia de sus poderes,
y tierno y dorado era yo cazador y pastor, los becerros
cantaban a la voz de mi cuerno, en las lomas los zorros ladraban con clara y fría voz
y el domingo sonaba despacio
en los guijarros de los sagrados arroyos.

Todo el trayecto del sol era un deleite, una carrera,
los campos de heno altos como la casa, las tonadas de las chimeneas, era el aire
y un juego lleno de belleza y agua
y el fuego verde como pasto.
Y de noche, bajo estrellas ingenuas
mientras cabalgaba hacia el sueño las lechuzas se robaban la granja
todo el trayecto de la luna, entre establos bendito, oía a las aves nocturnas
volar entre las parvas y veía caballos
como relámpagos en la oscuridad.

Y luego despertar, la granja regresaba como un vagabundo
blanco de rocío, con el gallo en su hombro, era todo
brillante, era Adán y su virgen
y el cielo de nuevo se formaba
y el sol creció redondo aquel preciso día.
Así debió haber sido luego de nacer la pura luz
en el primer lugar donde se hiló, caballos hechizados y fogosos
saldrían del verde establo lleno de relinchos
hacia los campos de alabanza.

Y venerado entre zorros y faisanes junto a la casa alegre
bajo las nubes recién hechas y feliz como era interminable el corazón,
en el sol tantas veces nacido
yo corría por mis caminos alocados
mis deseos se desbocaban a través del heno alto como la casa
y nada me importaba, en mi celeste tráfico, pues el tiempo
en su giro melodioso, concede tan pocos cantos así de mañaneros
antes que los muchachos tiernos y dorados
lo sigan hasta perder la gracia.

En esos días blancos como corderos no me importaba que el tiempo me llevara
hasta el desván lleno de golondrinas, tomándome por la sombra de mi mano
en la luna que siempre se levanta,
ni que cabalgando hacia el sueño
llegara a oír su fuga entre los altos campos
y despertara ante la granja borrada para siempre de ese país sin niños.
Oh, mientras fui joven y libre en la gracia de sus poderes
el tiempo me sostenía tierno y moribundo
aunque cantara en mis cadenas, como el mar.

Dylan Thomas (Traducción: Elizabeth Azcona Cranwell)

Poema

Luz claridad ensalada de palta a la mañana
después de todas las cosas horribles que hago es tan sorprendente
hallar perdón y amor, ni siquiera perdón
porque lo hecho hecho está y perdonar no es amar
y el amor es el amor nunca nada puede salir mal
aunque las cosas pueden volverse irritantes aburridas e innecesarias
(en la imaginación) pero no en realidad porque amor
aunque a una cuadra te sientas distante la sola presencia
cambia todo como un químico que toca un papel
y los pensamientos desaparecen en una rara agitación serena
no tengo ninguna certeza más que esta, y crece con mi respiración

Poem // Light clarity avocado salad in the morning / after all the terrible things I do how amazing it is / to find forgiveness and love, not even forgiveness / since what is done is done and forgiveness isn’t love / and love is love nothing can ever go wrong / though things can get irritating boring and dispensable / (in the imagination) but not really for love / though a block away you feel distant the mere presence / changes everything like a chemical dropped on a paper / and all thoughts disappear in a strange quiet excitement / I am sure of nothing but this, intensified by breathing

Pequeñeces

A Laura

Abriste mi valija
pusiste allí
tu voz de ser humano hermoso
que decía
madre
tus poemas
qué es eso de dejarte tus poemas
y quizás
por esa misma causa
y otros parecidos
trascendentes
sucesos diminutos
suele ser la gente amor
la vida más azul
y esta mañana
pájaro
inasible
picaflor.

En Para que sepan de mí. ´´Los poemas de este libro ¨rodaron por muchas manos antes de ser editados en 1988, en Buenos Aires…¨: Laura cuenta que en la época de la dictadura no podía enviar cartas a los amigos exiliados sin correr el riesgo de que fueran violadas, y eso era muy peligroso. Un día empezó a mandarles ¨papelitos¨ como para evitar que se perdiera todo contacto. Los papelitos eran poemas que circulaban allá lejos, de mano en mano…»* Ahora aquí reunidos por editorial Calibroscopio.

*Prólogo Laura Robledo