«Feliz en su soledad circular…»
Parménides
Como empezaron a madurar las uvas
se ensombreció el parral
pero de pronto
se vio en la sombra
–la sombra-sol filtrada por follaje–
brillar, casi incoloro y radiante
el cristal redondo de una sola uva
entre otras ya oscuras.
Un asombroso blanco:
nítida esfera translúcida.
Mañana va a empezar, irrevocablemente
el proceso seguro
de su oscurecimiento-azulamiento
pero ahora
este techo opaco rodeando el raro brillo
es blanco de miradas
sorprendidas
risueñas.
La redondez perfecta las ignora.
Con su orgullo y su brillo
ha pisado la uva
el primer escalón del mundo inteligible.