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Leer en voz alta

En la espera surgen esos elementos para escuchar. Como dice el origen de la palabra: auscultare, que en latín significa “aplicar la oreja” o “prestar oído”, hacerlo siervo, receptáculo, grabador. Dentro de ella también se encuentra la partícula indoeuropea Klei que quiere decir “inclinarse”: escuchar no sólo es abrir el órgano a la recepción, sino que también movilizar el cuerpo hacia esa experiencia, hacerlo bajar hasta la tierra, como un acto de encuentro, pero también de humildad.
Poner oído es bajar hacia el origen”.

Valles Sonoros, Diego Palma

Podría darles decenas de ejemplos de mediadores que, cada uno con su reflexión
propia, hacen que la lectura sea un arte profundamente vivo. Todos saben que lo que está actuando es una transmisión de experiencia. Transmitir el gusto por la lectura es un asunto relacionado con la propia apetencia del mediador por esta actividad; con su disponibilidad hacía el otro, su capacidad de observar y de interrogar sus propias maneras de actuar; con la reflexión, los conocimientos y la intuición a la hora de sentir cuales son las obras que van a resonar para tal o cual persona; pero también con una calidad de presencia, una energía, un deseo, una vitalidad; una habilidad que permite recuperar, detrás del texto, la voz de su autor, un ritmo, un movimiento, una melodía, unas «tierras adentro» de sensaciones, de emociones, un cuerpo.
En todas las partes del mundo, quizá sean una minoría los que estén interesados en la
experiencia de la lectura y en el contacto con las obras de arte, pero se trata de una minoría muy activa y a menudo muy inventiva. En estos tiempos tan brutales, preservan unos momentos de transmisión cultural que escapan a la obsesión cuantitativa y al barullo ambiente para proteger un espacio de pensamiento, una dignidad y una parte de libertad, de sueño, de algo inesperado.

 
Leer y hacer uso de una biblioteca escolar:
¿y eso, para qué sirve hoy en día?
Michèle Petit. Santiago de Compostela, 2011

 

https://leer.es/documents/235507/353837/Michele_Petit.pdf/243b4211-5311-4c74-8476-f381815a5a4f

La raíz de la voz

 
Cada día me trae un vestido de sorpresas
Y un nuevo fuego a mi fuego interno
El alma tiene su oficio de pesadumbres
Que es como un agua de recuerdos
O de árboles que se mueven para parecerse al mar
Siento algo que sube a mis negras regiones
Y que pretende devolverme el cielo
Acaso dar mis ansias a la estrella que quiso apadrinarme
Hay una voz desterrada que persiste en mis sueños
Que viene atravesándome desde mis primeros días
Y que ha cruzado la larga cadena de mis ascendientes
Hay una luz de carne que persiste en mis noches
Que ata a ciertas almas con sus rayos
Hay una esperanza devoradora
Un presagio de cumbre tocada en las manos
Un presagio ascendiendo como una flor de sed
Más poderoso que el centro de las lejanías escuchado por el prisionero
Hay algo que quiere hacer nacer mis modos no nacidos
Los trozos ignorados de mir ser silencioso
Tanto ha quedado en laberintos insaciables
O se han llevado los espejos mortales sin reparar en el peligro de las sombras
Hay una noción de lágrimas y cálidas palabras
Que también han venido atravesando ríos
Y épocas como ciudades enterradas
Hay un trabajo de raíces sin sueño
Y al mismo tiempo una formación de distancias
Por el cual sangraremos a ciertas horas
Hay un latir de cosas que van a madurar tinieblas
Y buscar su palabra precisa para vivir entre nosotros
Buscar su olor distinto como lo busca cada flor
De todo esto será nuestro futuro
Y también hay un goce de campanas deshaciéndose de sus grandes sonidos
¡Oh transparencia de la soledad!
¡Oh libertad de augurio suspendido!
¡Oh filtro de la íntima conciencia que llora su destino!
Has escuchado tanto tu propia voz
Agonizando suspendida de ciertas células
Sin voluntad de espanto…
Escucha ahora la voz del mundo
Mira la vida que ondula como un árbol llamando al sol
Cuando un hombre está tocando sus raíces
La tierra canta con los astros hermanos

Poetas

La poesía viene y yo comedido
me ofrezco de puente para que llegue a otros.
Ella en el mundo de las analogías busca
relaciones ocultas y me las dicta.

Y es difícil ser fiel porque uno mete
palos de ciego, ocurrencias, vacío.
Ella aspira ha hermosura
de fondo y forma, quel poema dé
chispa y se hunda en tierra-tiempo donde
se pierda la firma del que transcribe.

Es que soñaste ser creador
pero la poesía te usa abusa
de tu ignorancia y te hace creer que sí,
quel poema es tuyo cuando sos
el muñeco del ventrílocuo Sol
Viento Camino Cielo Amor y Dolor.

 

 

Canta la calandria…canta…
Toda criatura canta, no es cierto? canta para «ser» aún en el «misterio»,
en el extrañamiento de sí…

Canta la calandria, y de repente parece que halló
la deidad del «silencio»…

Excedió el pajarillo, pues, el hálito
de las ocho,
al no encontrarla respuesta
cerca,
y perdérseles en el gris las otras frases del minuto?

Por qué calló entonces?
Alguien sufre…

Nada asegura que la melodía
pasó a «ser», allá, allá, donde las perlas se disolverían, y de donde, a la vez,
se desprenderían las perlas…

Pero vuelve…
y con qué dulzura vuelve…es la melancolía
que vuelve?

Oh amor de diciembre,
amor: dale el eco de una rama de ahí, o, si lo prefieres, del confín,
para que no «sea» en ese «allá»
antes de «ser» su «resonancia», en el intervalo de «aquí», porque nadie, nadie,
nadie puede herirlo así…
y quede en una suerte de molicie
que se ilumina
hasta arder en las cigarras y medir, intermitentemente, con ellas
los espacios, ya, de un arcángel…

 

En La orilla que se abisma.