Soplos
Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres,
Se oye la voz del fuego
Oye la voz del agua,
Oye en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.
Los que han muerto no se han ido nunca
Están en la sombra que se alumbra
Y en la sombra que se espesa,
Los muertos no están bajo tierra
Están en el árbol que tiembla,
Están en el bosque que gime,
Están en el agua que corre,
Están en el agua que duerme,
Están en la choza, están en la multitud
Los muertos no han muerto.
Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres,
Se oye la voz del fuego
Oye la voz del agua,
Oye en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.
Que no se han ido,
Que no están bajo la tierra,
Que no están muertos.
Los muertos no han partido nunca,
Están en el seno de la mujer,
Están en el niño que llora,
Y en el tizón que se aviva,
Los muertos no están bajo la tierra,
Están en el fuego que se apaga,
Están en la roca que gime
Están en las hierbas que lloran,
Están en la selva, están en la morada,
Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres,
Se oye la voz del fuego
Oye la voz del agua,
Oye en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.
Se renueva cada día el pacto,
El gran pacto que une,
Que une a la ley nuestra suerte;
A los actos de los soplos más fuertes
La suerte de nuestros muertos que no han muerto;
El denso pacto que nos une a la vida,
La pesada ley que nos une a los actos
De los soplos que se demoran.
En la sombra que se aclara y se espesa
En el árbol que vibra, en el bosque que gime
Y en el agua que corre y en el agua que duerme
Los soplos más fuertes, que han tomado
El soplo de los muertos que no están muertos,
De los muertos que no se han ido,
De los muertos que no están más sobre la tierra.
Escucha más a menudo
A las cosas que a los seres,
Se oye la voz del fuego
Oye la voz del agua,
Oye en el viento
Al zarzal sollozando:
Es el soplo de los ancestros.
Birago Diop